

Aprender haciendo o learning by doing es una metodología basada en la investigación y la experimentación. La puesta en práctica de este método no solo rompe con la estructura tradicional de educación, sino que genera conocimiento en cada momento y ayuda a los alumnos a enfrentarse a retos de forma individual y en grupo. De este modo, los estudiantes fomentan su curiosidad, su afán de superación o su creatividad.
Esta metodología tiene sus orígenes en la II Guerra Mundial, concretamente durante la República de Weimar. En ese momento, la educación tenía como objetivo conseguir el pensamiento libre. Unos años después, John Dewey fue el encargado de establecer el concepto de learning by doing basándose en que los alumnos aprenden mucho mejor si mantienen la motivación poniendo en práctica lo que han estudiado.
El principal objetivo de esta metodología es lograr que las personas realicen determinadas acciones. Tras eso, es estudian los resultados que se han obtenido para observar el impacto que ha tenido cada acción y así poder predecir los efectos de las acciones futuras.
El proceso sería el siguiente:
«Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, es un hábito.»
Los conocimientos y competencias se obtienen a través de las experiencias según este método. Los alumnos, a través de simular o plantear problemas, pueden tomar decisiones que generan líneas estratégicas. Además, estas situaciones los lleva a poner ideas en orden que les permitan alcanzar buenos resultados.
Una de las claves de la metodología es que cada persona aprende de forma diferente y, por ello, las personas siguen sus propios métodos.
Esto nos lleva directamente a pensar en la metodología del Bachillerato Internacional, muy de la mano de la metodología learning by doing en Casvi Boadilla. Cada alumno tiene un entorno único y flexible donde puede desarrollar las habilidades necesarias para destacar en cualquier asignatura y desarrollar su propio talento.
Las ventajas de este tipo de método son múltiples ya que los estudiantes aprenden de sus propios errores hasta obtener la respuesta correcta. Para poder llegar a eso, se realizan actividades prácticas tanto dentro como fuera del aula.
El learning by doing permite a los alumnos trabajar una serie de competencias blancas o soft skills como pueden ser la participación, que resulta clave para el éxito de un proyecto. Cuando todo el mundo se involucra, se puede actuar mejor ante situaciones nuevas.
La comunicación es otra de las habilidades ya que los alumnos pueden intercambiar ideas entre ellos. Eso incluye la escucha activa y la empatía hacia la opinión del resto de compañeros.
Otra soft skill que resulta fundamental es el aprendizaje a través de ensayo-error. Aprender conlleva probar y equivocarse, fomentando la adaptación a nuevas ideas.
Por último, hay que tener presente la innovación. Necesitamos encontrar el punto de unión entre distintos puntos de vista. Nuestros alumnos deben poder ofrecer alternativas viables que también incluya las ideas de todos.
En Casvi Boadilla se fomenta el aprender haciendo, mediante experiencias que recuerden y que puedan usar como referencia. Los estudiantes aplican lo que aprenden en el aula en su vida diaria.
El huerto urbano del centro es un ejemplo ideal. Mediante esta actividad, los alumnos aprenden sobre las plantas o el clima. Además, se puede adaptar a diferentes edades y tratar temas como la importancia del consumo responsable, la alimentación o la ecología.