

El mundo en el que vivimos es muy competitivo y se inculca de forma constante ese afán por ser el primero. En el caso de los niños, este se mide en situaciones competitivas en casa o en el colegio. Pero, en el ámbito deportivo, ¿cuál es la relación entre niños y la competencia sana en el deporte?
Es importante saber identificar la competitividad sana que, para nada, es mala para los niños y jóvenes. Más bien, todo lo contrario. La competitividad sana les motiva y ayuda para lograr aquello que se proponen. En este sentido, hay que evitar la frustración que también puede conllevar. Esto se hace adaptando las exigencias al proceso natural de crecimiento de cada niño.
Una correcta competencia les ayuda a desenvolverse mejor, mejorando su autoestima y aprendiendo a trabajar en equipo. En este sentido, tanto padres como profesores juegan un papel fundamental. Son los encargados de enseñar empatía y de ayudarles a desarrollar la tolerancia ante la frustración. La derrota no es más que una nueva oportunidad.
El deporte o, en su versión más inicial, el juego, ya enseña a los niños a adaptarse a ese mundo competitivo, aprendiendo que tanto ganar como perder forma parte del proceso de crecimiento. Existen una serie de procedimientos que les ayudarán a entender mucho mejor la competencia sana.
Existen muchos valores de Casvi que van en sintonía con las ventajas de practicar deporte competitivo. Entre ellos, destacamos el compromiso, el respeto y tolerancia, la constancia y perseverancia o la empatía.
Dentro del marco del Bachillerato Internacional, el fomento del deporte es uno de los objetivos de nuestro método de enseñanza y qué mejor forma de hacer que a través de una competencia sana entre los alumnos. A menudo llevan a cabo esa competencia sana por medio de competencias y actividades, que no siempre son necesariamente deportivas.