Después de una semana llena de emoción, nuestros alumnos han regresado de su viaje a Andorra, donde han vivido una experiencia única, combinando aventuras al aire libre con actividades educativas. Durante estos días, los estudiantes han disfrutado de unos momentos increíbles practicando esquí y snowboard, y también han tenido la oportunidad de explorar el entorno de Andorra, todo dentro de un contexto educativo que les ha permitido aplicar su aprendizaje del programa IB.
Los alumnos han perfeccionado sus habilidades deportivas, disfrutando de las hermosas montañas de Andorra y han aprendido a desenvolverse en un ambiente natural único. Las actividades al aire libre han sido el escenario perfecto para el trabajo en equipo, la superación personal y la aplicación de habilidades físicas y mentales que fomentan el desarrollo integral de los estudiantes.
ANDORRA Y OTRAS ACTIVIDADES
Caldea ha sido una de la actividades que nuestros alumnos han podido llevar a cabo durante este viaje. Un centro termal situado en las proximidades del río Valira, que les ha servido para relajarse y disfrutar de las aguas termales después de unos días de deporte intenso en la montaña.
Además, en el propio hotel han podido disfrutar a diario de las instalaciones de jacuzzi y piscina que les ha servido para desconectar.
El viaje también ha incluido una jornada de compras y paseo por la capital, Andorra La Vella, donde los alumnos han practicado el idioma y las matemáticas, aprendiendo sobre presupuestos y precios en un entorno real.
Esta experiencia les ha permitido aplicar conceptos del programa de educación IB, como la investigación y la reflexión sobre su entorno cultural y económico.
ENFOQUE EDUCATIVO INTEGRAL EN EL VIAJE A ANDORRA
Toda esta experiencia ha sido una oportunidad para convivir con compañeros de otros cursos con los que normalmente no comparten clase, lo que ha permitido estrechar lazos y fortalecer el trabajo en equipo. Ello ha sido clave para crear un ambiente de colaboración, donde cada uno ha aportado lo mejor de sí mismo para hacer que el día a día fuera más llevadero y positivo.
A través de las actividades y proyectos que realizaron, los estudiantes han aprendido no solo a trabajar juntos, sino también a respetar y valorar las aportaciones de todos, desarrollando un sentido de unidad. Los profesores, por su parte, han sido guías en este proceso, promoviendo la disciplina y el respeto mutuo, creando un ambiente donde todos, como comunidad, han trabajado codo a codo. En definitiva, esta experiencia ha sido mucho más que una oportunidad de aprendizaje académico; ha sido un espacio para fortalecer la convivencia y el respeto mutuo, haciendo de todos los participantes una verdadera comunidad.
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